Todos nacemos en el seno de una tribu bárbara que lo desconoce todo y no usa vestiduras. Una tribu que celebra el sabor de la fruta y se enoja cuando el fuego le hace daño. Ahora bien, esa tribu está abocada a la evolución, al descubrimiento de grandes cosas y objetivos en un periodo de tiempo más o menos dilatado.
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