La poesía se ríe sin saberlo
Suena dulce, como a caramelo
Degusto cada chispa de oscuridad
En sus dientes blancos:
Puedo tocar mi felicidad
En cada uno de los bancos
Acariciando lentamente
Esos labios como versos
donde me pierdo leyendo
sin ley, ordenadamente,
cada uno de tus besos.