1 jul 2010

Quizas si

Quizás algo precoz e inconsciente con 8 años dudaba radicalmente de la existencia de Dios. Nunca he tenido verdadera fe en nada y, cuando por alguna circunstancia he puesto mis esperanzas en algo, en poco tiempo he renunciado y he actuado yo mismo. Ya no creo como creía en el instituto en Rousseau, ni en el amor, ni en Hobbes, y mucho menos en la ciencia. Para avanzar hay que darle al César lo que es del César, pero hay que vigilar lo que hace con ello. El desprecio de un teólogo por la demostración de un matemático en la posible inexistencia de Dios es comparable al de un biólogo ante la postura creacionista de la Iglesia, y ninguno puede demostrar universalmente su postura, y todo depende de la razón, que, al final, es cuestión de puntos de vista, esto es, de fe. Hace 100 años 11+11 eran 22 universalmente, hoy el sistema binario dice que es 6, es decir, 101. Cuestión de definir los conceptos de forma diferente. El tiempo nunca hace nada, sólo las experiencias fruto de las acciones realizadas en ese tiempo son útiles. Esto hace que haya pasado desde los 8 a los 16 años con hipótesis, únicamente jugando a ser científico o filósofo, y en pocos meses, todo haya cambiado.
Sólo soy lo que seré, lo que fui me ayuda a ser lo que soy que ya es pasado, por lo que sólo lo que seré es mi verdadero yo, y el empeño por un futuro mejor es la verdadera lucha humana, en todos los sentidos. El pasado no puede cambiarse y el presente acaba de pasar, sólo decidimos el futuro cercano y el lejano depende del azar.
Lo sé, es injusto, si volviesen a tener 12 años dedicarían sus vidas a la búsqueda de una cura contra el cáncer, o formarían una familia con esa chica que hace años que no ves, pero eso no es posible, hay que ir creando una vida ridícula a partir de las decisiones irracionales que se toman en cada instante… ¡desde que nacemos! Ahora que casi es demostrable el fin (en sentido físico) del universo puedo asegurar que gracias a esas decisiones soy único. Yo soy yo y nadie más.
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