Quizás todos tengamos algo de esas personas auténticas que estaban dispuestas a renunciar a todo por una idea o a morir por una ínfima posibilidad, pero por ahora sólo unos pocos dejan relucir esa parte.
Es inútil pasarse la tarde llorando, pero sin embargo lo haces, te entregas a esa inútil provocación de sequía interna dejando sin aliciente al cerebro para beber y pensar que es más inteligente cerrar el grifo entras en la espiral del llanto por impotencia ante lo hecho y la pena por el hecho de estar llorando. ¿Qué dicho así suena más complejo y absurdo? La naturaleza es compleja de por sí. En cuanto al absurdo, ¿hay algo con menos sentido que el amor?, sí el amor no correspondido, que suele ser el que menos dolores de cabeza pero más lágrimas provoca.
El brote de romanticida que había en mí se ahogó por regarlo en exceso. Sin apartarme del mundo ni dejar de sentir lo bueno, como un enfermo de CIPA, soy incapaz de sentir dolor o las temperaturas extremas. Por ahora es genial, aún recuerdo el dolor, el frío y el calor, por lo que puedo comparar y salir ganando, pero algunas veces me gustaría lanzar una mirada fría o sentirme arder al contacto accidental con alguien, incluso me entran ganas de llorar y barrer todas mis preocupaciones. Obviamente un par de golpes contra la pared moderan mi ira, mi pasión y hacen que arregle las cosas en vez de aliviar la presión que provocan.
Sólo hay un problema que no puedo resolver, y es que mi enfermedad parece ser congénita.