Introducción
¿Qué es la razón? Muchos filósofos durante la historia de la humanidad se han dedicado a buscar una definición, pero todos coincidían en un punto: es una cualidad exclusivamente humana.
Es el pensamiento racional lo que nos permite componer una sinfonía, pintar un cuadro o escribir una novela, pero... ¿Pueden ustedes hacer eso? Mi canario supera con creces mis dotes musicales (y alguna otra que no viene al caso), y en cuanto a dibujar, bueno, digamos que soy incapaz de dibujar un circulo cuyo radio mayor no duplique el menor, y no sé ustedes, pero un castor tiene bastante más visión espacial que yo. Al menos siempre nos quedará la novela, ningún animal tiene imaginación, aunque claro, es fácil decir que un delfín no la tiene ya que se empeñan en hablar con graznidos y no puede contradecirnos.
Esto nos ha dejado en fuera de juego, y yo, como ser humano, no puedo dejar que mi propio razonamiento le dé la razón al presuntuoso de mi canario. Insistiendo en los comienzos diré que la razón es aquello que nos diferencia del resto de los animales, sea lo que sea, ya que los humanos estamos muy por encima de ellos, cosa que hemos pretendido siempre, desde el momento que nos aislamos de la naturaleza, esa vieja enemiga que hace crecer bosques justo encima de reservas de petróleo para molestarnos...
Más allá de lo que conlleve el pensamiento asociativo (básicamente la aritmética), las matemáticas son exclusivamente humanas y producto de la razón, hay quien define a las matemáticas como la ciencia que estudia los patrones, y patrones es lo que busco, patrones de comportamiento entre los seres humanos y los animales que permitan establecer una frontera clara entre esta especie y el resto, o, por lo menos, asegurar que esa línea no existe.
Teniendo en cuenta todo lo anterior estoy casi seguro que ustedes compartirán lo siguiente: sólo los humanos pueden ser malvados o nobles. Un comportamiento que nos parezca despreciable (o todo lo contrario) en un animal no será producto de su razón, por lo que no serán estos malos o buenos. Pues bien, en su libro “Matemáticas, ¿estás ahí?”, Adrián Paenza nos muestra una pequeña historia sobre unos chimpancés que se muestran “muy humanos” en el mal sentido de la palabra y que me ha hecho reflexionar y escribir este trabajo, del que cada persona sacará una conclusión distinta y creerá los estudios que quiera creer, yo me limito a redactarlos y juzgarlos.
Por razones obvias se trata de un trabajo de investigación y análisis de la misma, siendo importante resaltar la fiabilidad de la información y que todo razonamiento llevado a cabo desde la misma es eso mismo, un razonamiento que pretende ser universal, y que carece de la tan utilizada frase: “es matemáticamente cierto”, ya que es imposible establecer ninguna certeza en el pensamiento humano y casi imposible en el animal, pero intentaré que sean aceptadas por todos en casi cualquier situación, por lo que es lo más cercano a un verdadero patrón que es posible conseguir a través la complicada comparación entre humanos y animales. ¿Es lícito excluir a los humanos de los animales?, ya veremos.
Animales racionales.
Muchas son las características que compartimos con el resto de los animales, sólo la razón nos hace superiores a ellos y, en cierto modo, nos legitima para aprovechar los recursos de la naturaleza en nuestro beneficio. Los cisnes mueren de pena cuando muere su pareja, los delfines ayudan y defienden a otros mamíferos cuando están en peligro y los perros son fieles a sus amos. En cierta ocasión, contando un tío mío 4 añitos y mientras acariciaba a un caballo, éste sin querer le pisó un pié, mi tío dio un grito y lloró, acto seguido el animal levantó la pata y se quedó a su lado con gestos cariñosos hasta que calló. ¿Tenía este animal alternativa? Sí. Luego podemos decir que la yegua actuó bien, “fue buena”, o tal vez el llanto fue reconocido como el quejido de una cría, y siendo un animal gregario intentó reparar su error. ¿Podemos ser objetivos en esta valoración? Buscamos datos, no conjeturas, de modo que tenemos que proceder a la comparación.
Parecidos razonables
Inauguro este epígrafe para hacer una serie de reflexiones sobre párrafos simples, y no sacados de contexto, de investigaciones científicas que merecen una consideración especial, la investigación completa se puede ver en la bibliografía:
a). “Los perros de gran tamaño (como los pastores alemanes) no reconocen a los perros más pequeños como de su misma especie”.
Decepcionante. Nuestra moral hace 1000 años no era, en muchos aspectos, mayor a la de un huskey siberiano. El mundo actual está dividido en su nivel de riquezas por una frontera heredada del colonialismo de los siglos pasados. Todo sistema colonial se basa en la superioridad del fuerte, como ocurre en la naturaleza. No obstante una mente como la nuestra no puede renunciar a cuestionarse los motivos en los que se basa esa superioridad, y tenía que basarla en un algo diferente al mero desarrollo tecnológico, pues es cuestión de tiempo, y un salvaje conduce un coche igual que un “blanco”. La sociedad se vio en un aprieto, tenía que renunciar al dinero o a sus leyes éticas (y no creo que nadie hubiese renunciado a su chalé). La historia nos ha enseñado que siempre hay alguien inteligente, en este caso tampoco tuvo que pensar demasiado, vestían diferente, hablaban diferente y encima su aspecto físico difería con el nuestro, luego NO ERAN COMO NOSOTROS. Nosotros somos los perfectos hijos del Dios verdadero, somos personas, ellos no son como nosotros, de modo que son otra cosa.
¡Eureka! Las leyes hablan de personas, por lo que no pasa nada por aprovecharse de las pobres bestias, poco pesará en el juicio final que hayamos reducido a la mitad su esperanza de vida, y si resultan ser CASI como nosotros, pues bueno, un Padre sabrá perdonar a sus hijos predilectos...
Con lo dicho quiero poner de manifiesto nuestra no-superioridad real frente a un colley (por eso de la buena de Lassie). Hoy día siguen existiendo posturas así frente a cualquier cosa ajena. Si un chihuahua le dijese a un doverman: ¡oye, que soy como tú!, el doverman le trataría como a un igual, débil, pero un igual, mientras que miles de voces de los caídos por la igualdad solo han suscitado la risa de los que tenían la sartén por el mango en la historia de la humanidad.
b). “...la novedad es algo a la vez temido y buscado, tanto por los animales salvajes como por los domésticos. Lo novedoso se hace más deseable para el animal cuando éste se le puede aproximar lentamente. Cuando los animales son confrontados súbitamente con una novedad, en cambio, ésta les produce miedo.”1
La información anterior me ha recordado a la timidez de los niños. Esa timidez (qué no es más que temerosidad según Kemple). Si un adulto con una nariz roja, y ropa estrafalaria corre hacia ellos éstos se asustan y se refugian en las faldas de sus madres, mientras que si el payaso se queda en un sitio haciendo gracias y globos los niños se acercarán poco a poco (si no han visto nunca ninguno) y quizás el más atrevido le pida que le haga una jirafa o una espada con los globos. Esto me lleva a la siguiente cuestión:
c). “Un simio es capaz de hacer pequeñas sumas y de usar herramientas que un niño de dos años no sabe ni cómo coger, pero el pequeño es desde esa edad ya más inteligente por haber aprendido culturalmente a interpretar intenciones y a imitar a los adultos para resolver un problema, no porque tenga un cerebro más grande.”
Siempre me ha sorprendido que digan que un chimpancé tiene la capacidad intelectiva de un niño de 8 años. El pensamiento es innato en el hombre, cosa que le permitió a Pascal descubrir las matemáticas, o que dio lugar a la necesidad de mitos para explicar las preguntas que surgían solas desde los albores de la humanidad (e incluso anteriores). Cuando un niño pregunta por Dios o el Presidente (bendita la paciencia de mis padres) está pensando. Esto convierte a los simios en seres que bien pueden plantearse estas cuestiones, es decir, en animales racionales. Ningún bonobo puede reconocer su imagen en un espejo (y sí la ve), a pesar de que puede emplear herramientas con una habilidad y creatividad sorprendentes. Jamás he dudado que un simio sea un animal racional, no pueden resolver una ecuación, pero un niño de 4 años tampoco será capaz de entenderla, y ya hemos visto que un niño de 4 años sí es racional. Dudo que un niño de 4 años entienda la jerarquía social de los chimpancés (que se ha demostrado ser completamente ambiental, no genética), aún viviendo con ellos, por el mero hecho de que no comprendería sus lenguajes. Me gustaría ver como un árabe le explicaba a un niño alemán en el siglo VI una ecuación (o cualquier cosa abstracta) en sus respectivos idiomas. Esa situación es la que se produce con los estudios sobre la mente de los simios. Es lógico que un gorila no pueda votar (aunque parece que sí puede presentarse candidato…) pero un animal carece de los derechos más básicos: experimentamos con ellos, los exhibimos, total, son monos: “Un feto humano, sin más sentimientos humanos que una ameba, goza de una reverencia y una protección legal que excede en gran medida a la que se le concede a un chimpancé adulto. Sin embargo, el chimpancé siente y piensa y, según evidencia experimental, puede ser aun capaz de aprender una forma de lenguaje humano. El feto pertenece a nuestra propia especie y se le otorgan instantáneamente privilegios y derechos especiales debido a este factor.”(El gen egoísta) No es lugar para iniciar un debate sobre el aborto, pero quizás sí lo sea sobre los derechos animales.
Y todo esto viene a desembocar en una cuestión que todos nos planteamos, quizás la más importante de todas:
“Los factores genéticos influyen sobre las diferencias de temperamento en animales tan distintos como las ratas, los pollos, las vacas, los cerdos y los humanos”2. No obstante: “Los rasgos están ligados, y quizás sea imposible aislar completamente los efectos de un único gen. Los investigadores señalan que se debe ser cuidadoso y no saltar a conclusiones en el sentido de que se ha descubierto "el gen de la agresión", "el gen maternal" o "el gen de la ansiedad"”.
Yo estaba completamente seguro de que el motivo de que un abuelo y su nieto tengan la misma facilidad de mostrar el dedo corazón a otra persona tenía que ir más allá de la educación, al fin y al cabo, la educación produce a veces personas de personalidad completamente opuesta a sus progenitores. Tenía que haber algún motivo para que la mayoría de los hijos fuesen como los padres, tenía que buscarla, y como una mera anécdota la encontré. En los EEUU se desarrolló un estudio sobre una gran cantidad de gemelos monocigóticos, que habían sido adoptados por diferentes familias al nacer. La investigación arrojó datos increíbles. La mayoría de ellos eran o no fumadores a la par, y, siéndolo, un alto porcentaje de ellos fumaba la misma marca de tabaco. Así mismo sus colores preferidos, algo que parecería completamente ambiental, coincidían en la mayoría de los casos, así como sus nombres preferidos. Además el número de multas de tráfico y problemas con las autoridades eran casi idénticos.
Conforme leía, más se me erizaban los pelos de la nuca. Se ha dicho que un tercio de la personalidad de un individuo corresponde a su genoma (un 60% según Nathan Gillespie durante la clausura del VIII Encuentro Internacional sobre el Proyecto Genoma Humano y alrededor del 10% según Plos Genetics), ¡una de cada tres decisiones! Tu agresividad, tu forma de actuar ante una situación estresante, etc. En dos personas con una educación y entorno social idéntico, pueden ser opuestas las reacciones a una misma situación.
¿Qué hacer entonces? Lo único que nos diferencia de los animales son los genes, la cultura, al fin y al cabo, surge más tarde, y muchos animales superiores tienen estructuras sociales e idiolectos propios que varían de una población a otra, de modo que, si una pequeña variación entre dos individuos provoca comportamientos muy dispares, ¿qué no hará una variación del 0.02%?. Hemos procedido a una eugenesia animal sin precedentes, que ocultamos bajo el nombre de biotecnología. No me voy a declarar contrario a ella, más bien me alegra que juguemos a ser Dios, sólo que espero que los jugadores sean congruentes con sus actos y asuman sus responsabilidades. El ántrax no fue un favor a la humanidad, desde luego (y siquiera es un ser vivo), pero las mandarinas sin hueso siempre las he encontrado más cómodas que las otras, ¿cómo estar a favor de crear vacas obesas de nacimiento y no en crear hombres de dos metros, guapos e inteligentes? Quizás debamos plantearnos nuestra responsabilidad respecto a la naturaleza, tenemos derecho a explotarla, es innato en nosotros, pero explotarla no tiene nada que ver con hacerla estallar.
¡Qué se yo!
Ya. No es posible continuar. Escribir comparativamente sólo puede derivar en una visión sesgada de la realidad (en función de que comparemos) y la carencia absoluta de certeza alguna. Resultaría absurdo que definiéramos sueldo como la variación del dinero en mi cuenta corriente a fin de mes, por lo que espero que, en base a lo que otros dijeron, hacer que creen ustedes un concepto personal del pensamiento:
“Hauser presenta cuatro componentes de la cognición humana que distinguen a ésta de las poseídas por los animales son la habilidad de combinar y recombinar diferentes tipos de informaciones y conocimientos para acceder a un conocimiento o comprensión superiores; aplicar la misma "regla" o solución de un problema a una situación diferente y nueva; crear y entender con facilidad las representaciones simbólicas del cómputo y de datos captados por los sentidos; y establecer modos de pensamiento a partir de información sensorial y perceptiva en bruto.”
Tal como dijo Darwin, en cierto sentido nuestra inteligencia se difiere en la de los animales en calidad, no en especie. Bueno, eso algunos lo tenían ya claro. Y otros lo llevaron al extremo. El gen egoísta de Richard Dawkins nos deja como “máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar os genes”. Hombre o animal carecen de alma o pensamiento trascendental. Nuestro razonamientos o ilusas esperanzas de que somos los elegidos, los “perfectos”, nos hacen rechazar lo escrito por este autor, quien mediante el “reductio ad absurdum” nos hace vislumbrar como nuestro pensamiento es simplemente una herramienta evolutiva, por lo que cualquier animal relacionado con nosotros posee uno similar. Así mismo, al presentar a los genes como los causantes finales de todo comportamiento, diferencia de forma abismal entre el ser humano y los animales. El altruismo en el género animal no es más que producto de una lucha por preservar los genes, mientras que en los humanos hay diversos factores, además de los culturales. El hombre pues, se presenta complejo en sus actuaciones, actuaciones que en animales sólo vemos aisladas o incompletas, es decir, la enmarañada organización social de los lobos no supone siquiera el nivel de organización básico en humanos. Unos ejemplos de nuestra situación privilegiada son el desarrollo de un sistema de lenguaje y unas matemáticas avanzadas. Citando a Cassirer: “el animal vive, pero sólo el hombre existe”. No se ha llegado a demostrar aún que ningún animal sea consciente de su propia existencia, o de tener preocupaciones sobre más allá de la muerte. Sólo una especie además del Homo sapiens en la historia ha demostrado tener una capacidad de imaginación creadora, y se ha extinguido. Hoy día es imposible pensar que un animal o computador resuelvan un problema de “pensamiento lateral”, o siquiera que inventen una forma de resolver un conflicto aplicando conocimientos totalmente ajenos al mismo. Cierto amigo mío cursa segundo de Industriales. Me comentaba que en su carrera sólo se hace una cosa: resolver problemas. Nunca sabes qué tipo de problema entrará en el examen y, muy probablemente, nunca te hayas enfrentado a uno parecido. Somos los únicos que podemos enfrentarnos a estas dificultades, los únicos que podemos resolver un conflicto de manera consciente, y, por tanto, sólo nosotros podemos obrar bien o mal. El Trypanosoma brucei no valora las muertes que causa, él simplemente se limita existir.
¿Nos limitaremos nosotros a existir también?
Matemáticas
A pesar de lo dicho en la introducción, he de resaltar algunos aspectos sobre las capacidades matemáticas de los animales:
"Los monos pueden adoptar reglas matemáticas abstractas y pueden ir de una a otra. Esto significa que comprenden principios matemáticos no simbólicos muy fundamentales, como 'mayor que' y 'menor que, añadió Neider.”
"En todos los animales, el tamaño del conjunto nunca se representa de manera precisa (por ejemplo, exactamente cinco objetos), sino siempre por aproximación (alrededor de cinco objetos). Entre otras cosas, esto nos diferencia de todos los demás animales. Guiados por el desarrollo del lenguaje, adquirimos una comprensión muy precisa de los números.
Quizás alguno conozca esta curiosidad, pero la cuestión es que se hizo muy popular hace unos años el caso de un perrito que era capaz de sumar, restar y multiplicar. Sin trucos, sin problemas, el perro distinguía exactamente que cartulina tenía el número acertado. Fruto de la comunicación del perrito con su amo que le había adiestrado para reconocer todos los números. Se puede proceder de manera análoga con muchas otras especies, a pesar de que ninguna de ellas actúe así en la naturaleza, les resulta indiferente comunicar que hay un grupo de alrededor de 5 enemigos que decir 4 o 6, las ventajas para las supervivencia a penas se ven afectadas. Así mismo una araña carece de conocimientos sobre ingeniería para construir su tela y la construye. Eso les limita. Un chimpancé que no desarrolla la capacidad que posee para inventar herramientas le hace estar por debajo nuestra en la escala evolutiva. Los gorilas son más fuertes que los humanos, los lobos cazan de una forma casi tan eficiente como la nuestra, etc., pero sólo los humanos conseguimos inventar la lanza.
La capacidad de abstracción ha sido llevada al límite en nosotros, tanto es así que nuestro mero lenguaje en nada se asemeja hoy a la realidad, somos incapaces de pensar sin palabras, y cualquier lector es incapaz de leer esto si no es capaz de creerse que A, significa el fonema /a/ que a su vez es parte de una palabra que se traduce en un objeto. ¡Y todo eso para poder ver dentro de nuestra cabeza una imagen de algo!.
LA GENÉTICA DEL COMPORTAMIENTO ANIMAL. Por Temple Grandin y Mark J. Deesing .Departamento de Ciencia Animal. Colorado State University.
Ø Unstable Ideas: Temperament, Cognition, and Self (Jerome Kagan)
Ø Les animaux pensent-ils ? Joëlle Proust
Ø Eibl-Eibesfeldt, I. y Kramer, S. (1958). Ethology, the comparative study of animal behavior. Q. Rev Biol. 33, 181-211.
Ø Grandin, T. (1995). "Thinking in Pictures." Doubleday, New York.
Ø Kagan, J., Reznick, J. S. y Snidman, N. (1988). Biological bases of childhood shyness. Science. 240, 167-171.
Ø Hauser, M. 1996. The Evolution of Communication. Massachusetts Institute of Technology Press
Ø El gen egoísta, Richard Dawkins
Ø 18 de enero de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences
Ø Matemáticas, ¿estás ahí?, Adrian Paenza
http://personales.ya.com/casanchi/did/aprendecerebro01.htm
2 comentarios:
lo leí por encima, aun no puedo leerlo bien (Exámenes) Pero prometo que cuando tenga tiempo lo haré y encontraré algo en lo que contradecirte, sabes que odio no hacerlo.
(:
Por ahora, nada que objetar, es terrible cuando llevas razón. No se si me da miedo que esa sea la verdad, o qeu seas tú el que la dice...
¿Esa letra y ese interlineado son para acojonar? Admito que no me había parado a leerlo entero hasta ahora, pero todo lo que te tendría que comentar no lo puedo poner aquí porque termino mañana.
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