13 may 2010

Muchos billetitos

Una frase célebre en su momento y que siempre he discutido de Churchill fue aquella de: "El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria."

A día de hoy puedo afirmar que en este momento la considero cierta. Rectificar es de sabios y puede que me trague mis fanáticas palabras al gobierno de ZP, pero es necesario que me exprese.

Hay que recortar el gasto público. Parece que todos los entendidos han coincidido en eso, incluso los de la izquierda (aunque no sé a qué llamar izquierda). Puede que sea verdad, es más, probablemente lo sea y tenga el Estado que pagar por los errores de los capitalistas de carteras tan grandes que tienen que llevarla en barco a una isla (como las Caimán). Una crisis provocada por la inutilidad de unos banqueros y la mala leche del tipo que descubrió la cortina de humo.

Si no hubiera salido a la luz que la realidad era que los bancos no tenían dinero sino meros pagarés más tarde, mayor habría sido la caída, para todos, menos para los culpables, ya que los expertos ricachones saben a lo que juegan y tienen la precaución de cimientar bien sus fortunas personales, pero en cuanto a la de sus entidades bancarias, total, en caso de necesidad el papá Estado vendrá para aportar capital. Una frase pronunciada hace más de dos siglos me ronda la cabeza y seguro que muchos os llevaréis las manos a la aureóla:

"Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron". Thomas Jefferson, 1802.

Espero que todos sepáis ya hacia donde me dirijo, a quién señalo, sí, señalo al recorte presupuestario que supondrá que tres millones de funcionarios verán recortado su salario un 5% de media, a la vez que se congelará el sueldo, pero los impuestos especiales (como el IVA) subirán.

Es cierto que sólo he estudiado un año de economía y que la biología no es lo mismo, pero mi sentido común me dice que si bajamos los sueldos a TODOS los funcionarios, que son el único trabajo seguro en este país (ya que la iniciativa privada, culpable de la crisis por cierto, no es lo fuerte que debería ser en un país desarrollado), se reducirá el consumo de forma importante, lo que aumentará la inflacción. A eso añadámosle que un Gobierno "de centro-izquierda" tome una medida que el PP temía pronunciar en voz alta. En caso de hacerse efectiva habrá 3 millones de personas descontentas con el Gobierno, un 10% de la población, lo que supondrá muy posiblemente (salvo una misteriosa recuperación económica) su caída en las elecciones en las que tendré el placer de no votar a mi querido TALANTE.

Siempre ha sido igual, el rico se equivoca, el sistema tiembla, unas pocas hormigas son aplastadas por los temblores, y el medico-estado receta sopa de hormigas para la artritis de la alta sociedad. Un gobierno conservador habría tomado una decisión así y no habría tenido problemas, sus votantes no sufren daños, mientras que un gobierno "progresista" decide incumplir acuerdos con sindicatos, promesas electorales, ¿y todo para qué?, para que los pobres trabajadores que son los únicos totalmente inocentes del problema económico actual, tengan que pagar. No es que paguen justos por pecadores, es que los justos son los únicos penalizados debido a la impudidad del pecador.

Ciertos funcionarios tienen sueldos muy dignos, quiero decir, que les permiten ser de clase social alta, a estos funcionarios un recorte (injusto aún así) no le supone una traba, mientras que un recorte del 5%, si se mantiene, puede suponer que en mi casa sigamos teniendo el mismo coche que tenemos desde hace 15 años, pero nada, démosle las gracias al Gobierno, que ha llorado al tomar la decisión, un llanto de pena, pues eso inspira esta medida, risa al inmpune, llanto a los demás.
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