21 nov 2010

Consejos tardíos.

Nunca volváis al sitio donde fuisteis felices. El resultado siempre será terrible.
Todo el mundo tiene en su memoria un lugar especial donde conocieron el amor, o pasó el día más divertido que recuerda, en definitiva, un lugar que rememoras cada vez que estas en la oficina soportando a tu "extremadamente" competente jefe.
Muchas veces pensamos, voy a ir para allá, tengo que descansar, pasarlo bien, etc. Y afortunadamente nunca terminamos volviendo.
En el caso de que tengamos la mala suerte de conseguir ir descubriremos que existen dos únicas posibilidades: la mala y la peor.
En el improbable caso de encontrarnos con la mala, lo pasaremos genial, viviremos los mejores días de nuestra vida y... olvidaremos los que eran hasta ese momento "the very best". Eclipsarás un momento con otro, perderás parte de lo que fuiste con lo que eres ahora, olvidarás de donde venías, el porqué decidiste escaparte en un momento de descuido del destino dirección carretera de la felicidad.

Pero para pesar vuestro, mío y de todos, lo que seguramente ocurra es que acabemos en la peor situación posible. Iremos a ese arroyo en la sierra, a la playa más desértica o, por qué no, a esa plaza donde pasaste tantos días de tu vida, entonces veremos la verdad, como un rayo de luz que te ilumina mientras sonríe cinicamente. Nuestro recuerdo ha cambiado. No sabes que pasa, quizás ahora hay menos peces en el mar o menos sombra en los bancos, es inútil buscar una respuesta. Tus amigos ya no son tan graciosos, las discusiones han perdido pasión, ¡incluso la cerveza sabe peor! Analizas a posteriori el día, no ha tenido que ser un mal día, es posible que hasta mejor que de costumbre, pero no ha sido como fue hace unos años. Desde ese momento has perdido tu refugio en momentos de malestar, en tu cabeza recordarás un día que hará una media del PIF (Producto Intimo de Felicidad) de los dos vividos, lo cual conllevará a la correspondiente perdida del liderato en el ranking de los mejores momentos de tu vida. Siendo el hombre el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra (aunque hay individuos que también lo hacen sin ser de esta especie) es posible que se dé el caso n+1 (considerando el caso "n=1" el anterior), y por inducción es posible demostrar que si "n=1" se cumple y "n+1" también, siempre se cometerá el error de volver a los lugares queridos hasta acabar con todos ellos. El mejor tratamiento para ello es intentar hacer mejores días siempre que sea posible.

Tarde o temprano acabas descubriendo el motivo por el que ningún día sale como se esperaba. Es un motivo terrible, porque no puedes hacer nada. Nada ha cambiado, olvídate de denunciar al ayuntamiento por la botellona en tu parque o la basura en tu playa. Hace unos años ni te diste cuenta. La realidad es que lo único que ha cambiado eres tú. Quizás sean tus amigos, puede que sí puede que no, pero no les eches la culpa, a tí también te ha pasado. Te dirás a tí mismo que ha sido a mejor, has madurado.
No te engañes, la fruta madura, las personas simplemente se acostumbran, se rinden. Decía Mafalda (Oh, todopoderoso Quino) que si no te apuras en cambiar al mundo, al final es el mundo el que te cambia. Dejando a un lado los chistes sobre el periódico con ese nombre, me rio por no llorar, dejémonos de ser lo que quieren que seamos, volvamos a ser felices, volvamos a ser niños, ahora todo es más facil, no necesitas que mamá te haga el bocadillo (espero).

Salvemos también a los niños que hay en todos nosotros.

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