21 sept 2010

Pesadillas

¿Alguna vez ha estado en el dentista?¿Le han puesto una de esas inquietantes inyecciones en la boca? Me refiero a una de esas anestesias en las que un leve pinchazo (que finges que no duele pero que, por si las moscas, recibes con los ojos cerrados) te enmudece. Estás panzarriba como un insecto muerto, con una luz deslumbrante que dirías eres el cadaver en un quirófano apunto de ser victima de un desnudo integral, digamos un desnudo orgánico. Rápidamente ves que no es así ni deja de serlo, sino todo lo contrario: el doctor te hace preguntas para relajar la tensión, pero poco a poco comienza un minucioso interrogatorio sobre tu higiene dental y tus hábitos con el tabaco, un interrogatorio durante el cual el (llamemos) matasanos te distrae mientras urga en el interior de tu cavidad bucal para extraerte esas cosas que son médicamente insanas, pero que antes eran tuyas. Finalmente, tras un tedioso rato termina y puedes ver tu querida muela del juicio (esa que te otorga tu recién adquirida madurez) en una bacía. Sabes que el resto de tu boca está intacta, no la sientes, pero sabes que está ahí. La boca te arde si tomas algo frío, tu lengua no saborea nada y, por si fuera poco, cuanto se te pase la anestesia sabes que algo te va a doler, sea lo que sea, tiene que doler.

Ahora mismo me encuentro recién salido de una intervención ortodoncística que desconozco. Duermo sin descansar, hago el amor sin amar, ¡hasta como sin degustar! Reconozco los síntomas de esta ataraxia y esta apatía sistémica, lo que no encuentro es ni el tratamiento adecuado, ni el origen de este mal. Llevo meses en los que me asaltan pesadillas, mi madre apela a mi conciencia, mi padre a mi estupidez y mi hermano… bueno, a mi hermano esto le viene un poco grande. Quizás sea un poco de todo, tal vez me sienta culpable por algo que me impulsó a hacer mi gilipollez evolutiva (crece a razón de la edad y la generación en mi familia) y tal vez hasta a mí se me quede grande esto y no pueda más que limitarme a escribirlo con al esperanza de que llegue alguien y encuentre el medicamento apropiado, yo hace mucho que renuncié a ser médico, me gusta demasiado ser paciente y automedicarme con bares, música, libros y erotismo. Es posible que no encuentre el remedio porque no quiero verlo, o que lo haya probado y no sea compatible conmigo, sea como fuere voy a tomar la medida desesperada más cobarde: voy a esperar y seguir adelante.

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