Nada y Todo juegan en el mar, allí conocen a la gente que llega de nadar, nadadores de agua dulce, que la corriente les llega a arrastrar. Los lleva sin previo aviso y rompen a llorar. Nada necesita el calor de Todo para sentir su frío, Todo sólo sabe de su resplandor en la oscuridad de Nada. Ambos juegan, pelean, se perdonan, se necesitan, Nada y Todo se aman. Los infelices nadadores les sienten, no pueden ver más que sus emociones, tanto tiempo vivieron engañados, son parte del Todo, y de Nada todos están enamorados. Algunos buscan una armonía de un universo caótico cada día, otros, ya veteranos, ven el orden en el eterno y continuo desorden. Todos somos parte de Todo, que no existiría si no fuese por Nada, realidad, ficción, existencia o ilusión, Nada es cierto porque Todo es falso, Todo existe porque Nada lo impide, Nada forma parte de Todo, hay quien huye de la soledad, del vacío y encuentra que Todo, sin su amor, no vale nada. Bañistas perdidos y olvidados, como éstos dos irreconciliables enamorados, que sólo al final comprenden que lo único que existe es aquello que han amado. ¡Qué fácil resulta conocer! ¡Cuán sencillo razonar! Y que hermosa es la vida del que piensa sintiendo la verdad, la porque lo único seguro es el corazón y que habrá un final.
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