Empieza como un leve despiste, una de esas moscas que se cruzan por la ventana mientras intentas concentrarte. Una simple mosca, uno de los seres vivos más insignificantes, ¡claro que sí! Es lo primero que se pasa por tu cabeza.
Segunda vez que aparece, contrariamente a tus expectativas, la mosca ha crecido considerablemente. No contenta con ello, un nuevo advenimiento se cierne sobre ti cuando intentas olvidarla con todas tus fuerzas. Pero ya nada puede pararla, este ser endemoniado y codicioso ha conseguido adentrarse en lo más profundo de tu subconsciente y plantar su semilla.
Lo que en principio fue una pequeña mancha despreciable en tu campo de visión, empieza a extenderse como un imparable cáncer, hasta que consigue ser la especie dominante. Es ahora, y por primera vez, cuando el despiste empieza a ser el resto del mundo que te rodea, y no la mosca.
Te resistes, sí, te resistes, ¿cómo es posible que esa mosca lo haya logrado? Sólo fue una ráfaga, una pequeña piedra en el zapato, un descalabrado pensamiento. Pero la batalla se ha perdido inevitablemente, sin tan siquiera empezar a luchar. Ella (ELLA) llegó para quedarse, e incluso aunque pudiese expulsarla o matarla, ELLA ya había criado a sus larvas.
Negación, aceptación y superación ¡Qué gran mentira!
La negación, esa maldita negación, fue la reina durante largo tiempo. Mejor olvidémosla y continuemos nuestro camino. Ya se pasará. En el fondo de la taza del café o en la última página del libro, en el despertador de las mañanas o detrás de la oreja del amigo con el que intentas mantener una conversación. ELLA sigue ahí.
Día tras día te persigue, te molesta, incluso llega a hacerte daño. Claro, empieza a hacerte daño, como si no supieses que eso fuese a pasar, ¿quién dijo al fin y al cabo que ELLA siguiese siendo una mosca?
Aceptación, era la consecuencia lógica. Forma parte de ti, como siempre lo ha sido, y siempre lo será.
¿Superación? No solo no ha aparecido. ELLA, consciente de dicha realidad, ha decidido seguir campando a sus anchas e infectarlos a todos, ¡parece que yo no fuese suficiente para saciar su sed! Astronautas que no quieren salir de la Tierra. Escritores que quieren ser médicos.
Y cuando tanto poder parece imbatible, solo queda la retirada, la huida. Mejor cambiar de planteamientos, mejor cambiar de ambientes, mejor cambiar de ciudades. Como si sirviese para algo.
No hay cobijo para el que huye de sí mismo.
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Segunda vez que aparece, contrariamente a tus expectativas, la mosca ha crecido considerablemente. No contenta con ello, un nuevo advenimiento se cierne sobre ti cuando intentas olvidarla con todas tus fuerzas. Pero ya nada puede pararla, este ser endemoniado y codicioso ha conseguido adentrarse en lo más profundo de tu subconsciente y plantar su semilla.
Lo que en principio fue una pequeña mancha despreciable en tu campo de visión, empieza a extenderse como un imparable cáncer, hasta que consigue ser la especie dominante. Es ahora, y por primera vez, cuando el despiste empieza a ser el resto del mundo que te rodea, y no la mosca.
Te resistes, sí, te resistes, ¿cómo es posible que esa mosca lo haya logrado? Sólo fue una ráfaga, una pequeña piedra en el zapato, un descalabrado pensamiento. Pero la batalla se ha perdido inevitablemente, sin tan siquiera empezar a luchar. Ella (ELLA) llegó para quedarse, e incluso aunque pudiese expulsarla o matarla, ELLA ya había criado a sus larvas.
Negación, aceptación y superación ¡Qué gran mentira!
La negación, esa maldita negación, fue la reina durante largo tiempo. Mejor olvidémosla y continuemos nuestro camino. Ya se pasará. En el fondo de la taza del café o en la última página del libro, en el despertador de las mañanas o detrás de la oreja del amigo con el que intentas mantener una conversación. ELLA sigue ahí.
Día tras día te persigue, te molesta, incluso llega a hacerte daño. Claro, empieza a hacerte daño, como si no supieses que eso fuese a pasar, ¿quién dijo al fin y al cabo que ELLA siguiese siendo una mosca?
Aceptación, era la consecuencia lógica. Forma parte de ti, como siempre lo ha sido, y siempre lo será.
¿Superación? No solo no ha aparecido. ELLA, consciente de dicha realidad, ha decidido seguir campando a sus anchas e infectarlos a todos, ¡parece que yo no fuese suficiente para saciar su sed! Astronautas que no quieren salir de la Tierra. Escritores que quieren ser médicos.
Y cuando tanto poder parece imbatible, solo queda la retirada, la huida. Mejor cambiar de planteamientos, mejor cambiar de ambientes, mejor cambiar de ciudades. Como si sirviese para algo.
No hay cobijo para el que huye de sí mismo.