25 may 2011

Tras las elecciones

Ha pasado un tiempo desde las elecciones, pero por unos u otros motivos no he podido escribir antes esta entrada. Que haya pasado un tiempo no me ha impedido recordar el día siguiente, el lunes, al igual que tampoco me ha hecho olvidar lo que sentí o pensé, que aquí os lo expreso.

Me levanté y ya era de día, abrí las persianas y el sol entró, todo parecía igual, exactamente igual al día anterior, o quizás al pasado lunes. Aunque se hubiera pasado de una alcaldía socialista a una popular nada me podía hacer sospechar algo distinto: los niños estaban en los colegios, los pájaros cantaban (no lo recuerdo exactamente, pero resulta lírico decirlo) y el viento azuzaba los naranjos. Todo parecía exactamente igual y, ¡he aquí mi sorpresa!, así era. Nada había cambiado, en absoluto, volví a esperar como un cuarto de hora, si no más, a que llegara el autobús, seguía habiendo corrupción (si no la misma, sólo había que esperar a que llegara otra nueva) y seguía habiendo paro (no es cuestión de tiempo el que lo arreglen, no harán estos mucho más que aquellos, y cuando se arregle será por algún proceso intrínseco de la economía, pero seguro que no por el buen hacer de nuestros gobernantes, sean quienes sean).
Sevilla, a veintitrés de mayo de dos mil once era exactamente igual a la de hacía apenas unas horas; no, perdón, me equivoco, lo retiro, ¡Dios, qué ofensa!, en lugar de llevarse el dinero unos, se lo empezaron a llevar los otros, sí, ahora lo he dicho bien. Y todo igual, que como dijo Bécquer: “Hoy como ayer, mañana como hoy, ¡y siempre igual!”
Y siempre igual. Que el 15 M fue muy bonito, como lo son siempre todo este tipo de cosas, pero no se cambia un país así como así, no son suficientes las buenas intenciones, las cosas no son tan fáciles. ¿Qué se necesita? No sé, ni si quiera sé si quiero saberlo, pero sí sé que si no son unos, son otros, eso es seguro. Sí sé que mucha gente, con sus mejores intenciones, ha votado al PP, algunos por desencanto con el PSOE, otros porque de verdad creen en los populares, y ambos motivos me parecen muy dignos, incluso loables; lo que me desencanta es que es más digna y loable esa marabunta de votantes, unos rojos, otros fachas, otros incluso apolíticos o perros-flautas (ya, como es obvio, no hablo sólo de los votantes del PP, hablo del electorado en su conjunto) que todos los políticos; que juntando la honradez de todos estos no se llegaría ni a la mitad de la que tiene un ciudadano cualquiera. Ya sea panadero o empresario, que es lo de menos, que la honradez no está en el salario ni las plusvalías, la honradez está (y ahora sí que cuenta) en las buenas intenciones. Una pena que falte tanto de esto en nuestra clase política…
Como sea, espero equivocarme, que no hay nada mejor para alguien que augura penas que el que se le demuestren inciertas sus predicciones, ojalá que todo vaya perfecto, sean del color que sean los papelitos de los partidos gobernantes en municipios, comunidades y nación. Pero yo, hoy, a veinticinco de mayo de dos mil once, me desencanto de la política y considero a todos igual, y si hay que luchar batallas para cambiar las cosas y mejorarlas, no seré yo quien las haga, que yo con mi vida ya me basto, que cada uno en su casa y que Dios esté en la de todos, como Hacienda, porque yo paso y no les voto ni, al menos en un tiempo, votaré.

5 comentarios:

Pedro Ros dijo...

He estado en el 15-M incluso despues de las elecciones, he votado a un partido que sólo han votado 1000 personas en toda Sevilla. No me he desencantado con la política, ni con el sistema (que todos sabemos y comprobamos fallidos), sino con los políticos, motivo por el cual les he castigado con mi voto. Prefiero que gane la derecha a darle mi confianza a una izquierda alejada del pueblo. Esperemos que se reforme y vengan vientos de cambio con ideas de verdad. Pero por desgracia nada de eso pasará.

Manuel Jesús Ortega Tierra dijo...

Yo sí que estoy desencantado con la política, y mucho, quizás cambie mi parecer cuando vengan esos vientos de los que hablas. Aunque, al igual que tú, tampoco creo que llegue a pasar.

ANUSKARC dijo...

eso de que la honradez no está ni en los salarios ni en las PLUSVALÍA! creo que no te has planteado detenidamente esa afirmación, la honradez está en cada acto que cometemos, la plusvalía es un abuso del empresario al empleado y más desde la época moderna hasta ahora, así pues la honradez también está en los salarios en las plusvalía, dime a mí sí no es buena intención en darle a cada uno lo que se merece...
Lo de la clase política es un debate curioso, generalizas,las gnt está muy descontenta con esta clase pero siguen saliendo los mismos, no estarán tan descontentas no? xk despues de estas elecciones los partidos minoritarios siguen siendo minoritarios?
Por último, el Estado es un sujeto ficticio que no solo lo compone la clase política (pocas palabras bastan para buen entendedor).

p.d.: me parece maravilloso el blog, la idea...seguir así chicos! Gracias!

Manuel Jesús Ortega Tierra dijo...

Siento muchísimo no haberte respondido antes y quizás ya ni tú veas esta respuesta ni la vea nadie ni yo mismo recuerde que la hice cuando pase un tiempo, pero ahí va:

Creo que sí me he planteado esa afirmación, la plusvalía la obtiene el capitalista por arriesgar su capital con la expectativa de que se rentabilice, de paso, y aunque él no lo quiera y ahí está la magia del capitalismo que una vez comentó Adam Smith, se creará trabajo y aumentará la producción, la renta. ¿Y quién dice que no se lo merezca el capitalista? Opino que es un grave error considerar que el capitalista no se lo merece, ¿no puede haber trabajado él por ese capital que ahora invierte? ¿No tendrá capacidades, digamos, al menos, intuición, para saber dónde invertir y dónde no, favoreciendo así la creación e implantación de empresas rentables y positivas para la sociedad?

Y en lo de que generalizo... sí, puede que sea un vicio que tengo y que a veces me mencionan, pero si no llevo razón y la mayoría de la gente no está descontenta... entonces el verdadero vicio lo tiene nuestra sociedad, del cual sólo me quedará despreocuparme y ansiar abandonar este país improductivo que en sus mejores tiempos ha tenido el nivel del paro tan "bajo" como la media de toda la Unión Europea en sus peores tiempos, ahora mismo la media del paro en la Unión (acrecentada por nosotros) es del 9.2, si no me equivoco, pero países como Holanda tienen un 4 y algo, y en plena crisis.

Bueno, que me desvío, y total, para que al final nadie lo vea. A lo que iba, como ya he dicho, me parece perfecto que cada uno vote a lo que quiera, no tengo nada en contra (y aquí me aprovecharé de que quizá no lo vea nunca nadie, aunque tampoco me importa que se vea), lo que sí me molestan son los tontos, los imbéciles, la gran parte de la población mundial y aún mayor parte en la española, que si hemos aceptado durante tantos siglos a los borbones y un sistema claramente malo (ya no es tan problemática la monarquía, pero sí que lo fue, y mucho, tiempo atrás) mientras que en toda Europa se ponía remedio... bueno, pues nos lo merecemos.

Y vuelvo otra vez a lo de la plusvalía, que me parece importante, que es que si el empresario no va a rentabilizar su dinero... ¿para qué diablos va a arriesgarlo? ¿O es que el trabajador trabajará sin esperar un sueldo?

Nuevamente, siento la larguísima tardanza. Y quiera el Dios en que ni creo que todo lo que haya escrito sirva para algo, y que al menos alguien lo lea.

Un saludo.

Pedro Ros dijo...

Um. Burrarum.

Entiendo la postura del capitalista, pero como nunca he estado en esa tesitura, no tengo la opción de hablar sobre el tema. No obstante, aunque me parece lógico que se espere un beneficio, no me lo parece que ese beneficio sea del 200%, ¿me explico?.

De la sociedad española paso de hablar, en los últimos 1000 años nos hemos mantenido en la tónica de la picaresca en perjuicio de la honestidad y el honor. Aunque suene caballeresco, el honor es importante, no el falso honor de los hidalgos caídos en la desgracia del siglo XVIII, no el honor propiamente dicho, al puro estilo de Eddar Stark xD.

;)