12 abr 2011

Ya vienen los reyes magos...


Ya se acercan las EREcciones municipales y autonómicas. Todo el mundo debe haberse dado cuenta a estas alturas: se inauguran cosas cada día, el fracaso gobierno anuncia que votar a un alcalde del PSOE no es votar a los inútiles la cúpula del gobierno actual, y la “oposición” sigue descontenta con todo, lo blanco, lo negro y lo gris, expectante de que surja una nueva directiva del partido reinante para criticarla y ahorrarse hablar de su programa. Muchas personas de a pie se plantean qué pueden hacer. Lo primero que vemos es lo que quieren hacer creer, que la mejor opción es la de siempre, la del voto útil, la de quitar algo que no te gusta y poner algo que quizás tampoco, cayendo en un bipartidismo oligárquico y déspota originado por tu falta de implicación. Ante esta opción, mucha gente se plantea no votar, ¡absurdo!, si no haces valer tus derechos, los perderás, encima de que la abstención facilita a los inútiles el optar a cargos de importancia. Ahora me planteo el voto en blanco o el votar a un partido “minoritario”, quizás a mi municipio le venga bien un cambio, quizás no, seguro que le viene bien, y ante la crisis, la solución está por la izquierda (en mi opinión, of course). Quizás Izquierda (h)Undida sea una opción congruente con mis ideales, pero un gabinete que “regala” motos de agua a cuba y presenta a Torrijos en las listas (acusado de corrupción), me hace sospechar. Está claro que la única opción es leerse todos los programas políticos, obviar los apartados tipo: “las fuentes serán de oro” (producto de una noche de fiesta con un optimista), y ver a quién votar. Si alguno ha tenido el valor interés de leerse el programa económico de la falange, alucinará (para bien y mal). Como sé que la mayoría no, a eso me refiero. No podemos desencantarnos de un sistema del que dependemos y no hacer nada, puesto que los primeros perjudicados seremos nosotros. Hay que conocerlo, somos personas capaces y formadas con suficiente capacidad de raciocinio como para forjarnos nuestra propia opinión, y luchar para aplicarla, no nos dejemos conducir al abismo, tengamos pan y circo si queremos, pero antes consigamos cultura, sanidad y una economía fuerte. Con las horas de trabajo y formación de las que disponemos, el estado del bienestar está asegurado, sólo hay que administrarlo correctamente, ahí entramos los jóvenes, expulsemos del poder a todo rastro de picaresca y del pasado, fuera ineptos, autárquicos y fuera corruptos, casi todos los políticos pueden incluirse en al menos uno de los adjetivos anteriores, no quiero una democracia cerrada donde se elige a una persona (y ni eso, sino a un partido) para que piense por mí, quiero decidir sobre la actuación de mi gobierno, quiero encarcelar a los ladrones de verdad que veranean en las islas Caimán, quiero tener el nivel educativo de Finlandia, la productividad alemana, la sanidad la nuestra (o la canadiense…), quiero la libertad de los Países Bajos, y sobre todo lo anterior, quiero que luchéis por lo que queráis.


P.D: Recomiendo fervientemente los links.

9 comentarios:

Manuel Gracia-Dueñas dijo...

Yo, como estoy empadronado en mi pueblo...
De todas maneras, Pedro, te recuerdo un artículo mío en el que me comentas lo bien que analizo lo mal que está la cosa y me echas en cara que no propongo soluciones. Claro, luchar por lo que se quiere es una buena solución (en teoría), pero piensa que Camps se lo tomó al pie de la letra y ahora estrena traje cada vez que sale.

Pedro Ros dijo...

¿Soluciones? Ya te las he dicho en persona, pero ponerlas aquí es ganarse "simpatías":
-¿Qué eres, politico?
- A la carcel.

Cuando la corrupción no es una cosa aislada sino todo lo contrario, debemos plantearnos que algo falla. No podemos dejar que los que tienen el poder se lo pasen entre ellos y sigan dañando al pueblo. Tenemos un fraude fiscal de casi un cuarto del porcentaje total, mucho más elevado que en el resto de los paises "del primer mundo". Algo hay que hacer, yo, desde luego, propongo dos cosas:
1. Cambiar el sistema desde dentro.
2. Revolucion no sangrienta (toooodos asfixiados xD)
Le primera posee prioridad absoluta, pero sin duda es mejor poner patas arriba un pais que nos mangoneen.

Enrique Melero dijo...

http://opvdevotaciones.blogspot.com/

Anonymous ya se ha puesto manos a la obra. Con los antecedentes que tienen ruido van hacer seguro... pero como siempre, tanto borrego bipartidista lo convertirán en una mera anécdota.

Pedro Ros dijo...

Enrique, es tan cierto que dá pena.

Manuel Gracia-Dueñas dijo...

"-¿Qué eres, politico? A la cárcel."

(Extracto de una entrevista realizada a Miguel Primo de Rivera en 1923, poco después de su golpe de Estado)... en fin, soy yo, qué queréis, como buen socialdemócrata (y esudiante de Medicina) que soy pienso que más que amputar y a otra cosa deberíamos intentar un poco reconstruir el miembro dañado (y no creo que sea insalvable). Vale, en vez de un tajo y listo es una operación larga y complicada, pero ni Franco ni Primo de Rivera ni Cánovas le quitaron la identidad al PSOE, ¿por qué lo van a hacer los "talantistas" que lo llevan ahora? Hombre, claro, pueden hacerlo, y nosotros evitarlo.

Pedro Ros dijo...

Había escrito un MEGA comentario, muy chulo, cachondo y polémico, como a mí me gustan, pero se me ha borrado y me niego a responder de nuevo (examen de Análisis), ya lo hablaremos con una copa y una pipa de por medio.

Enrique Melero dijo...

Y luego me dices vago Pedro... XD

Manuel5 dijo...

Partes de un pensamiento falso, Pedro.

Crees que la sociedad busca cambiar el sistema degenerado en el que vivimos, y solo le falta un empujoncito que detone un movimiento de regenracion politica. Y lo crees porque es lo lógico, lo racional, lo que cualquiera pensaría viendo el sistema desde fuera.

Pero lo cierto, es que nuestra jerarquización política hace que haya un gran número de personas que dependen en gran medida de aprovecharse del sistema. Y ahí viene el problema. La gente, aunque lo parezca, no es estúpida. Votan conscientemente a favor de la corrupción.

Pedro Ros dijo...

Llámame iluso, pero me niego a creer en la maldad de las personas. Ahí nunca nos pondremos de acuerdo.