5 abr 2011

161

¡Qué todo el mundo se calle!
Estoy harto de tantas niñerías:
Que sí, que no, que qué querías.
Nunca se habla de lo importante
Del mar, el sol y la nieve,
De tus ojos, tu mirada y tu piel
De cómo el rojo puede saber a miel
De algo que no entiende de muerte
Ojalá que todos vuelvan a ver
Y vean que se han quedado ciegos
Si siguen incapaces de ver lo que veo
Si no pueden pararse a querer.
Nadie se calla, nadie cierra los ojos
demasiado ocupados yendo y viniendo
nerviosos caminantes del infierno
infelices de no ver lo bello del rojo
que calienta sus humildes cuerpos
que arde más que el mejor de los fuegos.
Paralíticos, ciegos y mudos, tampoco oyen
Hay quien llama a sus puertas
Esperanzados, creyendo que les despiertan
Y sólo consiguen ver como sus hombros se encogen.
¡qué todo el mundo se pare!
No sé si bajarme a empujarlo
O dejar que siga rodando
Que ruede sin mí, sin arte.

7 comentarios:

Emily Doisneau dijo...

el último verso, sin duda

Enrique Melero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuel Jesús Ortega Tierra dijo...

Bonito y buen poema, y si no te digo más es porque para los cumplidos soy bastante parco xD

Enrique Melero dijo...

Eliminada entrada de arriba sin querer. Paso de volver a escribirlo, así que: Chapeau

Pedro Ros dijo...

Jajaja, Melero no seas flojo tio xD. Si tuvieras tuenti podríamos hablar una vez al mes al menos... xD

Enrique Melero dijo...

Pues me lo estoy planteando y todo oye, lo único que le veo de bueno al Tuenti de bueno es poder estar en contacto con vosotros, porque para lo demás...

Pedro Ros dijo...

De todas maneras Enrique, no me juzgues por este poema xD